In memoriam Dra Julita de Miguel

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In memoriam

Dra. Julita de Miguel

 

Recuerdo que hace años vino a verme una residente de neuroftalmología que deseaba cambiar de especialidad porque “allí había demasiados aparatos”. No debió impresionarse mucho con los nuestros porque, efectivamente, se cambió.

Desde entonces la he visto esforzarse cada día en el trabajo y soñar con un futuro, siempre con su sonrisa algo melancólica. La he visto ilusionada con sus niños, con su vida. He vivido sus viajes a Palencia y su vuelta al Río-Hortega, sus dudas sobre qué subespecialidad le sería más adecuada y su día a día los últimos veintitrés años sin oírla nunca una palabra más alta que otra. Siempre fue una excelente compañera y una persona encantadora, una buena persona.

Aún recuerdo el día que me confió que quería hacer la tesis y me hizo el honor de pedirme que se la dirigiera. Fueron unos años de charlas, de tardes de ordenador y café en su casa discutiendo, contrastando, con sus niños correteando alrededor, tardes que se interrumpían a veces por la enfermedad de su padre. Recuerdo sus nervios el día de la lectura y su cara ilusionada y satisfecha al recibir las felicitaciones del tribunal.

Julita era una mujer normal, con una familia, marido, padres, hijos menores, y con un trabajo de oftalmólogo en el hospital Río-Hortega. Vivió sin dar importancia a su gran habilidad como cirujano, buena conocedora de lo provisional del saber médico.

Su enfermedad ha sido para nosotros un cursillo de cariño y humildad, porque resulta difícil asumir lo inevitable. Con ella hemos aprendido que la amistad puede ser solamente estar presente, intentar ayudar desde la certeza de nuestra impotencia pero con el convencimiento de que el ser humano necesita darse a los demás y recibir de ellos para vivir.

Como en el juramento hipocrático, los compañeros-amigos, que no hemos podido curar ni aliviar, hemos procurado al menos consolar. De ahora en adelante ya sólo podremos rezar por ella.

Descansa en paz, Julita. No te olvidaremos.

 (Dr. Galindo)

Hoy es un día triste en el Hospital Rio Hortega de Valladolid. Ha fallecido esta noche la doctora Julita de Miguel, joven y con muchas ganas de vivir. El cáncer de pulmón no se lo ha permitido. Sé que toda la gente que se formó y la que ha trabajado con ella lo van a sentir muchísimo. Siempre fue una buena bella persona y una estupenda compañera.

Descanse en Paz.

 

(Dra. Villanueva)